Las tareas escolares no lo son todo: transforme el aprendizaje de los niños en una aventura de conocimiento

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Todas las personas necesitan periodos de aprendizaje en todas las etapas de la vida. En los menores de edad es cuando hay una mayor importancia en las formas de aprender. Cada persona tiene su estilo y preferencias en el método de aprendizaje. Una de las practicas más comunes es realizar tareas en casa a partir de lo que aprendieron en clase.

La psicóloga especialista en psicología educativa, Margarita Acosta, agremiada del Colegio Colombiano de Psicólogos y miembro del equipo de profesionales del Centro Terapéutico Salud Mental y Emocional adscrito a Colsanitas, explica que los métodos de educación han cambiado con los años. Cada generación responde de diferentes formas a los estímulos, por lo que es importante adaptarse a las necesidades de los niños.

Tareas ni buenas ni malas

La doctora Acosta comenta que las tareas no son ni buenas ni malas, “su pertinencia depende del objetivo que se quiera conseguir y el tipo de actividad que se programe”. Las tareas deben ser diseñadas y segmentadas acorde a los intereses, habilidades y necesidades de los niños. Por lo que hay cuatro etapas o ciclos para aprender lo necesario.

  • En la etapa de preescolar, hay que aprovechar la energía de los niños, usar los espacios de juego para aplicar enseñanzas importantes.
  • En la primaria los niños deben aprender a cumplir deberes contractuales, la importancia de los acuerdos, el valor en las recompensas y premios, y las consecuencias. Durante esta etapa los niños deben reforzar sus habilidades y conocimientos.
  • Durante el bachillerato los estudiantes deben profundizar en lo aprendido en la primaria con mayor exigencia y nuevas habilidades como el análisis, la argumentación y la interpretación.
  • En la etapa universitaria, nuevamente hay mayores exigencias y responsabilidades, con el objetivo de finalizar la transición al mundo profesional.

Una dificultad común en la implementación de las tareas es la motivación. En las primeras etapas de la niñez, las actividades deben ser dinámicas, por medio del trabajo en familia se puede repasar lo aprendido en clase e incentivar la curiosidad de los niños. En caso de usar métodos más tradicionales, se puede caer en la monotonía y resulta en una desmotivación de los niños por estimular la curiosidad y aprender.

La doctora Acosta comparte algunos retos para tener en cuenta en la educación de los niños.

  • El acceso a tecnologías debe ser supervisado de manera adecuada. Este no es un llamado para eliminar el acceso a internet, pero hay que regular y verificar que el contenido sea apropiado. El contenido basura que pueden consumir los menores puede ser dañino si no está acompañado de una educación satisfactoria.
  • El uso de calificaciones y métricas de evaluación puede resultar un desvío del objetivo en el que dejamos de enfocarnos en el aprendizaje de los niños y pasamos a pensar en las notas. “Dejemos a un lado la obsesión de encasillarlos y pongamos el foco en valorar el ser sin olvidar el sistema, porque en la formación de los niños el ambiente lo es todo”, indica Acosta.
  • El apoyo familiar es clave para el desarrollo de los niños, el tiempo que no están en el colegio es tiempo que mayormente ocurre en familia. Es importante que se formen espacios con objetivos y métodos de educación. “Así que esto es como un prisma, porque cada familia puede tener ritmos, expectativas, creencias y opiniones diferentes”, comenta Acosta. Hay familias donde las rutinas y responsabilidades son muy importantes y esto se puede lograr incentivar a través de las tareas escolares, pero no es el único mecanismo.

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