Conozca cómo la salud mental afecta su salud sexual
Tanto la salud sexual como la psicológica tienden a verse como temas separados y lejanos uno del otro cuando en realidad estos están muy entrelazados. El impacto que tienen estas dos áreas en el cuerpo humano es enorme. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es una de las cuatro principales causas de muerte para personas entre los 15 y 29 años a nivel mundial y según Our World in Data, 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres van a sufrir de depresión durante su vida.
La psicóloga Pilar Aguirre, terapeuta sexual y de pareja adscrita a Colsanitas, asegura que la salud psicológica se enfoca en los aspectos físicos, emocionales, mentales y sociales; mientras que la salud mental toma un enfoque con un equilibrio emocional, cognitivo y social de una persona. Aguirre explica algunos impactos y consecuencias tanto positivas como negativas, así como tips para el cuidado de estas áreas.
Los riesgos en la salud mental y sexual
Pilar Aguirre explica que una mala salud mental puede producir problemas como la ansiedad, depresión y el estrés. Esto resulta en una pérdida de habilidades sociales y reduce la habilidad de formar relaciones íntimas.
Por otro lado, el abuso sexual y otras experiencias traumáticas dejan secuelas psicológicas que afectan la salud tanto sexual como mental a largo plazo. Así mismo, las enfermedades sexuales como herpes y la gonorrea pueden causar dificultades en la salud mental de las personas; es muy común que se generen altos niveles de preocupación, ansiedad y hasta se disminuya la autoestima. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada día se transmiten 1 millón de enfermedades de transmisión sexual y 1 de cada cuatro nuevas infecciones anuales son curables.
La orientación sexual y la identidad de género también toman un rol muy importante en la salud de las personas. La falta de aceptación e inclusión de la sociedad a la comunidad LGBTIQ+ ha resultado en problemas de salud mental como la ansiedad, depresión, dificultad para formar relaciones y una dificultad para la expresión sexual. De acuerdo con un estudio de la American Psychiatric Association, no solo son las personas LGBTIQ+ más propensas a necesitar servicios de salud mental, sino que también son 2,5 veces más propensos a experimentar depresión, ansiedad y abuso de sustancias en comparación con las personas heterosexuales.
Para evitar estas crisis tanto en la salud mental como en la sexual es necesario tener en cuenta las recomendaciones que propone Aguirre:
- Construir canales de comunicación abiertos con personas cercanas (como padres e hijos, parejas y hasta personal de la salud) que fomenten la confianza resultando en una mejor salud física y mental.
- Perder el miedo y la pena a los temas sexuales y buscar ayuda con profesionales de la salud para evitar mayores complicaciones médicas tanto físicas como psicológicas
- Hacer un mayor esfuerzo para aprender y aceptar la diversidad en la identidad de género y la orientación sexual de otras personas para así evitar incidentes en la salud mental de otros y la desinformación
- Finalmente, los temas sexuales y la salud psicológica deben dejar de ser temas tabúes para poder generar confianza con aquellos que han tenido complicaciones en ambas áreas de la salud.